martes, 11 de noviembre de 2008

Noviembre en Pátzcuaro







Viajé este primero de noviembre a Pátzcuaro con mi hermano. Lo pasamos bien por el pueblo, el muelle y las islas de Yunuén y Janitzio, para llegar al fin a Tzinzuntzan. Por cierto, ¿saben que el pez blanco del lago es llamado Michi, y que así le da nombre al Estado de Michoacán?






Bueno. Quiero comenzar diciendo que la noche del primero de noviembre en Pátzcuaro no es tan emotiva como se pudiera creer; en parte porque los visitantes somos más de los deseables, a fuerza de recibir cada año tal cantidad de personas, el cementerio pierde identidad, y se llena hasta lastimar su calidad de refugio para el descanso de los deudos. Además, muchos visitantes jóvenes con ganas de beber realizan una fiesta ajena a la noche de muertos, con ritmos africanoides, jugando con bastones encendidos en llamas, en medio de un paroxismo que atropella la esencia de la isla. Sin embargo debo apuntar que el pueblo hace su parte para que esto suceda: Le vende mucho alcohol a quien lo quiera pagar, para acabar detenido por la policía el domingo por la mañana, cuando todos esperan los botes que los sacarán del lugar para seguir su camino.

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