lunes, 2 de abril de 2007

Descubramos (describamos) nuestra situación:

Joan Fontcuberta ha pronunciado la inconveniencia de intentar extraer más contenido fotográfico del mundo exterior. Prefiere crear en estudio, experimentando con elementos distintos. Dice que aquel mundo externo ya ha sido bastante fotografiado. Puede haber algo de razón en esto: la mayoría de nosotros nacimos a la fotografía cuando -bajo este punto de vista- todo estaba dicho: Técnicas monocromáticas -con y sin haluros de plata-, métodos sustractivos y aditivos de color, exquisitos procedimientos de B/N... Maestros y Genios en cada ramo: Nadar, Atget, Weston, Man Ray, Cartier-Bresson, Cappa, Marden, Avedon...
Afortunadamente V. Flusser abre esperanzas enunciando que el programa de una sola cámara es más amplio que la imaginación de todos los fotógrafos juntos. En cualquier tema.

Nacimos a la fotografía mientras la imaingeniería digital se apodera del aspecto productivo y aficionado del mundo fotográfico. Como DCV's estamos siendo condicionados a utilizar la tecnología digital para mantener vigentes nuestras expectativas de foto-producir a cambio de dinero. Después de todo para eso está el título.

Justo antes que pudiéramos presenciarlo, desaparecieron de la escena los procedimientos más evolucionados de la técnica: el genuino grano fino de ISO 25, la película reversible impresa en Cibachrome como el recurso profesional, el proceso Carbro, la Platinotipia: la evolución personal en que El Fotógrafo buscaba una superficie más y más grande para incrementar sus capacidades. Este proceso se ha modificado, en busca de la satisfacción inmediata, con un claro retroceso para la resolución de la imagen. Para estimular el hábito en el consumo de estas tecnologías la industria desapareció las opciones más utilizadas por el Fotógrafo Culto, especuló con los precios de la plata y promovió las ventajas de la imagen electrónica: Diversión contra Frustración, Compartir en vez de Concentrar. Valuar la Fotografía por lote, cuando antes cada imagen tenía un precio individual.


Encontremos los rasgos de cada tecnología:

Una partícula de luz que alcanza un cristal de plata puede generar resultados mas variados y contínuos que en el sensor digital: el cristal está colocado aleatoriamente con respecto a otros cristales, y en el sensor los píxeles guardan un orden estrictamente reticular. Esta tendencia ya está presente en la impresión de la serigrafía, el offset y la impresión láser, donde para aparentar la continuidad de la fotografía química se implementaron las tramas que constituyen un principio fragmentador de la imagen con el objetivo de beneficiar la reproducción de la imagen estándar.

La tecnología digital sintetiza de una manera muy semejante al significado dentro de la fotografía: recibe y traduce cada partícula de luz en el código binario, luego en hexadecimal, que se traduce luego en un punto que puede ser rojo, verde o azul, con coordenadas x,y para reconstituir una imagen con fundamento en la lógica del on-off (discontinuidad).

Una fotografía química funciona de otra manera: cada cristal que forma el mosaico responde de un modo variable y continuo a la luz, conformando una multitud de cristales que tienen una configuración mucho más irregular, caracterizando un proceso de intensidad y continuidad.

La competencia entre ambas tecnologías comenzó con una desventaja para la fotografía digital que parecía insalvable, hasta justo estos días. Hoy dicha competencia se halla fuertemente inclinada hacia las ventajas electrónicas, aunque la resolución está aún por debajo de la película. El resultado hoy: la fotografía está pagada al más bajo precio de la historia.