jueves, 29 de diciembre de 2011

Alba

Hoy 29 de Diciembre terminé el ensayo que la Maestra Laura Corona me encargó. Hay que entregarlo al volver de las vacaciones en Enero y lo tengo listo.

En él me pregunto cuales son las oportunidades que la fotografía tiene en una cultura visual que ya no tiene a la fotografía como una prueba de veracidad, tan solo de similitud.

Bueno, aquí lo pongo también, para que me digan qué piensan, después de todo, nos involucra a aquellos que hacemos fotografía. Espero que les ponga a reflexionar, y si quieren, expresen aquí su opinión.



Al revisar las características de la fotografía frente al entorno de posmodernidad nos queda una pregunta difícil de responder: Siendo la fotografía un lenguaje típicamente moderno e industrial. ¿Cuáles son las posibilidades de afirmarse cuando no queda más confianza en la imagen técnica?

Una de las personas que más han contribuido a dar una respuesta en este sentido, es sin duda Joan Fontcuberta. Con su obra ha comprometido la tradicional función documental de la fotografía, hasta agotarla por insostenible.
Al describir la fotografía como un sistema de representación que funciona a través del fenómeno óptico, automáticamente aceptamos su potencialidad testimonial, porque en efecto, la cámara registra aquello que tiene enfrente, y no otra cosa. No obstante, cómo damos cuenta de ello, es un asunto muy diferente.

La primera utilidad que tuvo la fotografía fue la de representar objetos y personas, de modo que ocupó un lugar inmediato en el retrato y el periodismo. La aparente naturalidad con que representa los objetos es considerado un prodigio, y como tal, indiscutible prueba de verdad. Mirzoeff nos recuerda que la falsificación ni siquiera tuvo que ser realizada por medio del fotomontaje, cuando en  Francia en 1871, después de disolver la Comuna de París, la gente “recreó” la escena de la ejecución de los generales Clément Thomas y Lecomte. Participaron actores al sustituir a la gente y con retratos a los militares ejecutados, solamente para ilustrar el “salvajismo de la Comuna”. [1]

Acaso este sea el mejor ejemplo de la aceptación que se le dió incuestionablemente a la fotografía, gracias a su gran parecido con la realidad. Los montajes fueron bastante realistas desde 1860’s, con Oscar Gustave Rejlander y Henry Peach Robinson a la cabeza de la producción de fotografía artística[2] Estas recreaciones de una realidad mas bien literaria constituyeron el lenguaje fotográfico que ha aparecido una y otra vez en la escena de la producción fotográfica desde entonces y hasta el día de hoy. A esta posibilidad de la fotografía de narrar con la ficción se le han asociado diferentes conceptos: pictorialismo, efecto especial, imagen subjetiva…

El dialéctico proceso entre la veracidad, la objetividad de la imagen y su interpretación con la posible representación han jugado un papel más que importante, digamos primordial en la elección del artista dedicado a este medio, que acabó por ser modificado hasta la médula a través de la tecnología digital.

Nunca antes de la tecnología electrónica la fotografía fue transformada en una medida tan grave. Aunque un técnico hábil pudiera falsear casi cualquier evidencia a través de la fotografía, el simple hecho de la nueva fotografía de ser electrónica y por ello carecer de un soporte físico le restó todas sus posibilidades de referente natural. Precisamente Fontcuberta habla de este cambio como el fin de la fotografía, donde ya no es posible considerarla como una base para la realidad en la imagen, de la misma forma en que la pintura fue superada como el medio de expresión realista por excelencia, prácticamente desde que la fotografía se estableció a mediados del s. XIX.[3]

Para puntualizar, plantearé las características de la fotografía, basado en los textos de Flusser, de McLuhan, y Benjamin.

1.    Plasma las imágenes a través de un aparato, por lo cual es un producto de los textos científicos. Impone una recreación de la realidad como verdadera.
2.    Fácilmente reproducible, expone a las personas a la observación pública[4] y al “culto”[5] sin hacerlo saber al autor de la imagen ni al sujeto fotografiado.
3.    Aunque originalmente fue diseñada para distribuirse impresa[6], la fotografía encontró en el medio digital y a través del satélite y la red, una nueva estrategia de producción y de distribución: cada vez menos fotografías se imprimen y en vez de ello, se comparten en redes sociales.
4.    Sin embargo, la nueva imagen fotográfica sale del antiguo modelo de difusión masiva, y se enfoca en el circuito de la red permeable pero privada de la red social, esto nos lleva a una distribución más o menos personalizada, siempre disponible.
5.    Dirigida cada vez más selectivamente. En el pasado, la imagen iba en busca de la persona. Hoy es inversa esta relacion.
El concepto de red permeable debe ser explicado: En una red donde los usuarios tienen un campo de interacción social más o menos reducido, sus propias fotos serán distribuidas en principio, a ese numero limitado de usuarios reconocidos como de confianza: es la función de hacer los perfiles “privados”. Este filtro es una malla permeable a través de la cual un nuevo usuario puede tener acceso  si es consentido por el autor. En realidad, las imágenes que se distribuyen corresponden al ámbito de lo que Benjamin llamaría “de culto”, que si bien nos fijamos, gira en una dirección distinta al valor de “exhibición” que la distribución masiva nos tuvo acostumbrados hasta hace unos quince años. Los responsables de estos cambios son primero, el ordenador personal, porque la tecnología hizo accesible al común de la gente las herramientas de edición a un costo tan bajo[7] que el montaje y otros procesos que socavaron la fe ciega en el carácter indicial de la fotografía,  junto con la Internet, en cuanto red accesible, no obstante, poco democrática[8].
El Papel posmoderno de la fotografía.
La crisis de la posmodernidad fotográfica se expresó como el derrumbe de su credibilidad, lo cual ha venido configurando desde hace al menos unos 25 años, una identificación distinta con el quehacer fotográfico. La inscripción de la fotografía entre las artes y la comunicación es siempre una cuestión de objetivos, tal como la definió Stieglitz, en el año de 1904, como un medio que siempre mereció su autonomía estética[9]. No obstante, el devenir de la fotografía, su coexistencia con el periodismo, con el arte conceptual y con la revolución informática transformaron cierta fotografía: La que se hizo sujeta al ordenador, para terminar por disolver su inherente fotografismo, transformándolo en algo que aún no queda debidamente acuñado, pero se apunta como postfotografía. Fontcuberta lo ha llamado información fotorrealista.

Con la fotografía, el arte (plástico) quedó libre para explorar su exclusivo lenguaje en la diversidad del arte abstracto, de las vanguardias y del no objetualismo. En comparación, ésta puede ser la gran oportunidad de la fotografía para desplegar potencialidades sin describir. Una de ellas es el mural fotográfico, donde la fotografía no ha incursionado aún en los términos de la técnica fotosensible. Las posibilidades que despierten los muros impregnados de solución fotosensible, la propia acción de la impresión del negativo en el espacio público ofrece un camino entre los muchos o pocos que queden pendientes por explorar, ofreciendo nuevas lecturas para la cámara, dando nuevas formas de interacción del público frente a la imagen técnica, y la propia imagen con su nuevo sustrato, habitable,  sólido, frente al cual las personas desarrollan sus vidas. Al contrario de la imagen electrónica, permanece disponible, material. Pero a su semejanza, se mantiene a la espera de la interacción, en vez de volar como hoja de papel que fue por más de cien años.








[1] Nicholas Mirzoeff, Una introducción a la cultura visual, 2003, pp 114-115.
[2] Beaumont Newhall, Historia de la fotografía, España, 2006, pp 73-77.
[3] Nicholas Mirzoeff, Una introducción a la cultura visual, 2003, pp 102
[4] Marshall McLuhan, Comprender lo medios de comunicación. Las extensiones del ser humano, España, Paidós, 1996, p 200
[5] Walter Benjamin, La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica, México, Itaca, 2003, pp 52-54
[6] Vilém Flusser, Hacia una filosofía de la fotografía, México, Trillas, 2004, pp 39, 46-47
[7] Nicholas Mirzoeff, Una introducción a la cultura visual, 2003, p 131
[8] Nicholas Mirzoeff Una introducción a la cultura visual, 2003, p 153
[9] Beaumont Newhall, Historia de la fotografía, España, 2006, p 67



Bibliografía:

Benjamin, WalterLa obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica, México, Itaca, 2003, pp 52-54
Flusser, VílemHacia una filosofía de la fotografía, México, Trillas, 2004, pp 39, 46-47
McLuhan, MarshallComprender lo medios de comunicación. Las extensiones del ser humano, España, Paidós, 1996, p 200
Mirzoeff, NicholasUna introducción a la cultura visual, 2003, pp 102, 114-115, 131, y 153.
Newhall, BeaumontHistoria de la fotografía, España, 2006, pp 73-77